martes, 19 de junio de 2018

Galeano ..

"...El Imperio se preocupa: incapaz de multiplicar los panes,
hace lo posible por suprimir a los comensales. «Combata la pobreza, ¡mate a un mendigo!», garabateó un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. ¿Qué se proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los próximos mendigos antes de que nazcan? Robert McNamara, el presidente del Banco Mundial que había sido presidente de la Ford y secretario de Defensa, afirma que la explosión demográfica constituye el mayor obstáculo para el progreso de América Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgará prioridad, en sus préstamos, a los países que apliquen planes para el control de la natalidad. McNamara comprueba con lástima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco por ciento menos, y los tecnócratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadísimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer (...) Se ha hecho célebre la frase de Lyndon Johnson: «Cinco dólares invertidos contra el crecimiento de la población son más eficaces que cien dólares invertidos en el crecimiento económico».
(Las Venas Abiertas de América Latina, p. 20).

lunes, 11 de junio de 2018

DESCRIPCIÓN DEL CACIQUE EPUMER (año 1870), tomado del libro: "Una Excursión a los Indios Ranqueles" de Lucio V. Mansilla.

( dibujo de Epumer: Roberto Capdevila )
"Epumer es el indio más temido entre los ranqueles, por su valor, por su audacia, por su demencia cuando está beodo.
Es un hombre como de cuarenta años, bajo, gordo, bastante blanco y rosado, ñato, de labios gruesos y pómulos protuberantes, lujoso en el vestir, que parece tener sangre cristiana en las venas, que ha muerto a varios indios con sus propias manos., entre ellos a un hermano por parte de madre; que es generoso y desprendido, manso estando bueno de la cabeza; que no estándolo le pega una puñalada al más pintado.
Con ese nene tenía que vérmelas yo. Llevaba un gran facón con vaina de plata cruzado por delante, y me miraba por debajo de un ala de rico sombrero de paja de Guayaquil, adornado con una ancha cinta encarnada, pintada de flores blancas."
"Sea adulación, sea verdad, todos dicen que no estando malo de la cabeza es muy bueno. No tiene más que una mujer, cosa rara entre los indios, y la quiere mucho. Vive bien y con lujo; todo el mundo llega a su casa y es bien recibido.
A mi me esperaba hacía rato. Epumer estaba sentado en un asiento alto de cueros de carnero y mantas. Enfrente había otro más elevado. Era el destinado para mí.
La conversación rodó sobre las costumbres de los indios, pidiéndome disculpas de no poder obsequiarme, en razón de su pobreza, como yo lo merecía. Un cristiano bien educado, modesto y obsequioso, no habría hecho mejor el agasajo."